...porque entre las idas, venidas y avenidas, mejor ser luz ida que lúcida.

Tormenta de verano

¿Has visto esas aguas que han caído raudas desde altos espacios donde el misterio se disfraza de condensaciones y calideces? 

Una expresión tal que a veces es tan difícil de definir; una fuerza que golpea cualquier pronóstico y presenta con descaro su manifiesto deconstructivista con meteorodológico sentido. 

Son momentos en que la voz del Tronante grita su vitalidad y así como hacía suyas a otras diosas y mundanas existencias, pues es en estos torrentes acuosos que conquista nuevos espíritus. 

Y así como aquella deidad griega abandonaba sin más a sus amantes, ahora también ágilmente se aleja, dejando sólo las gotas de húmedas hojas y una sensación de que algo pudo haber devastado la Tierra. 

¿Has sentido la brisa fresca que en esos momentos de desagüe ha rozado tu rostro a la intemperie? El silencio se escucha con los últimos goteos. Las miradas se limpian de los restos de caída en sus párpados y una caricia sonríe de nostalgia. Tu olfato se hincha con los sabores ocultos, esos donde descansa el porvenir esperando rodar en su imperecedero devenir. 

El momento llega a su fin y comienzas a cantar con son de vientos y pulsos:  

La sabia naturaleza dio flores muy perfumadas para que tú te embriagaras, romántica mujer… 

-junio 2008-

Diálogo de venturas y a-venturas entre Ojazos y Nariguda

Ojazos anda con pasos cansinos y con mirada perdida en un ocaso de los dioses detiene un momento su ejercicio ocular, cierra los párpados y canta con ritmo de bolero futurista  

el vértigo de las alturas una adrenalina acelerativa mi mirada acuosa y ansiando estrellarme contra el suelo para que se termine esta caída. ¿por qué habrá siempre que estar rearmando las articulaciones? 

Nariguda que casualmente estaba echada en el pastizal entre las flores de colores, escucha ese tumba’o y le responde con un cha cha cha existencialista 

una mirada vítrea ¿qué derramará en su trizadura? ¿humores, mal humores? una caída libre ¿qué liberará en su final? ¿dolores, rebotes? el vértigo no es el miedo a caer. es el miedo a arrojarse 

Ojazos con sorpresa y extrañeza parpadea numerosas veces. Se emociona con ese baile y ya más pacificada tararea el danzón de melancolías  

es una mirada que gotea sabores y sinsabores es una caída de vacíos inter-minables ¿por qué no haber hecho caso a mi miedo de vértigos? y así evitar tener que rearmar mis articulaciones una vez más... pero son tan duros estos huesos que olvidan cómo volar por estos aires sólo me queda el suelo y todavía no lo veo

Nariguda con profética nasalidad hace un estribillo pegajoso siguiendo el son del danzón  

bajo el suelo llegas al centro de la tierra que dicen es muy bonito tocan los mejores djs claro que hace un poquitín de calor. entonces, sigues todo recto y sales a la superficie otra vez de cabeza como ha de empezarse un nuevo ciclo 

Y tras esto, Ojazos se secó los lacrimales por tanto aire, se levantó y siguió su andar dejando de bailar. Queriendo después un poco de velocidad y pensándolo casi sin pensar, tomó a Regina, su fiel seguidora de dos ruedas y prefirió dar vueltas en la ciudad abandonando un rato los bucólicos bosques de horizontes. Recorrió calles angulosas, otras rectas, anchas y estrechas. Se perdió y se volvió de espalda a perder, pero también se le iluminó la mirada y los iris brillaron de sonrisas. En más de un bar se detuvo a refrescar los lentes de contacto y más de un agua temperamental bañó sus lentes de azul paisaje y con protección UV -“es que hacen más suave la luz”-. 

Amaneceres y atardeceres con brisas de comienzos y finales. Un ciclo interminable que al igual que Regina no deja de rodar. Hasta que ya el estribillo sonaba muy repetido y nuevamente con pasos cansinos estaba Ojazos en hojarascas de un árbol ya antes visto. Tratando de dormir un poco, se arrulló a sí mismo con este tanteo de lírica para una cadencia parecida  

el abismo sigue cayendo... y yo sigo esperando estrellarme contra el mundo. mi sentir se sigue derritiendo y no tengo alguien cerca que lo recoja ¿por qué esta soledad en momentos de tanta humanidad? las palabras son tantas veces una mera ilusión... 

Nariguda que siempre atenta percibió con sus “pupilas olfativas” el sabor de una canción que le sonaba conocida y porque por ahí estaba moviendo las caderas, le espetó con una salsa vieja  

no me diga eso que se me parte el corazón como una naranja o un pomelo y después me queda así, todo desgraciado reseco entre la bolsa de la basura mosqueado y las pepas por ahí entre medio del lavaplatos perdidas como las ideas que tengo sobre la vida como las promesas que una le hace al destino no me diga eso, no que me da pena su pena el abismo es un lugar para visitar por pocos días 

Y Ojazos sabía muy bien lo que vacilaba Nariguda. Para no preocuparla más y tranquilizarle sus respiraciones, decidió sentarse y entonar otro poético guaguancó 

ya no hay nada que se parta, ni la tabla de cortar ni la naranja ni el papel con una carta nunca escrita. el abismo se ha transformado en un océano y con estas palabras podría decir lo que me ha pasa’o: (¡aquí se aceleran los bronces y la tumbadora retumba!) “hay cosas que definir, decías. Pero en el monstruo sempiterno del no-saber, ¿cómo entonces dar cuenta de Loadefinir? Me siento andando en un fluido de azares que me llevan a un lugar que no puedo pre-decir. las aguas a veces corren agitadas, otras tranquila-mente, otras me inundan, otras me ahogan… Cuando me siento ahogada, el agua tragada la tengo que sacar. Y ya mis suelos están nuevamente para cultivar. Ahora nado bajo un sol que suaviza mis huesos. Mis articulaciones están en su lugar.” 

Nariguda sintió desconfianza del dicho popular y decidió acercarse a Ojazos. Tañó la guitarra y con rasgueos de cueca sureña zapateó 

dulce chiquilla ¿qué pasa? qué pasa, le dijo una uva joven a una viejita que descansaba sobre una empanada de pino esperando ser devorada por un huaso sin suerte, en una fonda sin fin... usté que era la alegría de mi chat la noto nostálgica, alérgica ¿y si te das una buena sonada y dejas que salgan los mocos del abismo y luego arrojas el pañuelo al río para que ría como antes, como siempre cantarina y tralalá? 

Y desde ese momento, el coro que aquí les traigo y da el mensaje de mi canción, le dio a Ojazos y Nariguda además fortuna y pasión  

“incluso después de los llantos más sublimes hay que siempre sonarse las narices, ¿sabías tú?” 

 -junio 2008-

Comer

Dentro de la acción inevitable de responder a las necesidades corporales, aquellas que imperiosamente nos recuerdan nuestra pulsión vital y ese instinto de sobrevivencia que escapa a nuestra comprensión y ante el que solamente queda responder con un “ya ya, ya te hago caso”, está el hecho de la comida, ese espacio del tiempo en que engullimos, digerimos y desechamos, todo en su proceso de bien conducida secuencialidad. Las culturas -en general por esos placeres que sólo las papilas gustativas podrían explicar- han decidido muchas veces adornar este ritual encuentro con nosotros mismos apelando a otros sentidos que potenciarían el bolo alimenticio, el cual si abriéramos la boca mientras lo salivamos muchas veces dejaría de ser un momento de agrado para ciertos ánimos más delicagados, digamos…

Como otro capítulo arbitrariamente elegido en esta saga de “las costumbres alemanas”, pues he decidido ahora después de haber comido generar algunas letras que den cuenta de este proceso que culturalmente también merece opinión.
La comida en muchos aspectos define a una sociedad, sus influencias, su creatividad, sus búsquedas y hasta su humor. Si considerara por ejemplo la comida peruana, me emocionaría de sólo evocar aquellos sabores de selva, pachamama y alturas. Si pienso en la comida chilena pues vería regimientos con cara de “yo no fui” bien formados esperando su ración de porotos, lentejas, pan amasado, pastel de choclo o cualquier otra cosa que sea “bien contundente”. Si recuerdo la comida venezolana, pues me viene el caribe, los platanales, las caraotas, la salsa de la Fania all Star, ricos juguitos de frutas tropicales que tanto apaciguan la fritura y las divinas e inigualables arepas… Sobre los argentinos sólo pienso en el comentario que una vez le escuché a ese amigo: “hasta los pajaritos comen carne, por eso se ven con tanto pecho levantado y mirada de “che, ¿qué hacés?”.
En estas latitudes he experimentado comidas exóticas. India, Bulgaria, China, Japón, Vietnam, Turquía, Irán, Siria y conglomerados geográficos como comida Árabe o Asiática. Según algunos españoles he escuchado que no han encontrado un buen lugar de Tapas y seguramente más de un francés dirá que acá los quesos no son buenos.
Pero, ¿y qué pasa con la comida alemana?

Tienen 10 segundos para escribir en una hoja cuál es la comida típica alemana que Uds. conocen. Uno, dos, tres y… ¡ahora!

(10 segundos)


Bien sabida es la historia de que las papas vienen de Latinoamérica y que gracias a ciertos excéntricos reyes fascinados por este tubérculo decidieron importarlo en estas tierras de embutidos. Demás decir que postguerra la papa es lo que sostuvo a una población destruida y en reconstrucción… Alemania rinde un honor tal a la historia que todo plato digno de llamarse “alemán” tiene las famosas Kartoffeln, es decir, papas. Hay una variedad de preparación que incluso un día -para mi gracioso asombro personal- en un menú se le destinaban hasta 2 páginas y media de sólo especialidades con papa. Eso me hizo contemplar no sólo la fascinante diversidad de preparaciones del tubérculo, sino la variedad de acompañamientos para esta redondeada, curiosa, abundante y terrenal figura. La papa es el plato principal, el resto viene a su lado.

Me detengo a pensar en los más de 300 tipos de papas que tiene la isla de Chiloé (sur de Chile) y lo que recuerdo de sus poco creativas formas de preparación. También analizo las infaltables papas fritas, naturales, químicas, plásticas y que por causas que sólo la historia norteamericana (evitemos México, por favor) puede explicar, en inglés les llaman french fries, mientras que en otros países angloparlantes es sólo chips. Y hasta atiendo a la reverenciada “Tortilla de Patatas Española”, cuyas regiones bien definidas (país Vasco, Cataluña, los gallegos, Andalucía y el resto) siempre sabrán darle su toque especial. Todo esto, sumado a mi ontológico desinterés gustativo por este tubérculo, incluso me ha hecho pensar que cuando el plato se compone de las multicolores salchichas con papas, hasta creo que es la salchicha quien acompaña a la papa en su peregrinaje a esos oscuros rincones de nuestro tubo digestivo y no al contrario.
¿Será que en mi ignoracia no he rendido el merecido homenaje que la papa con su simbolismo tiene de suyo?

Pero además de la papa, la salchicha y la cerveza, está la familia de “coles” dentro del paladar alemán. Exceptuando el caracol (el cual sólo reponde a un mero alcance muy aburrido de la palabra, pero que no tiene absoluta relación con nuestra familia acá mencionada), en Alemania es un honor deglutir las variadas formas de la Col… Rotkohl, Kohlrabi, Weisskohl, Palmkohl, Broccoli, Blumenkohl, Grünkohl, Chinakohl, Rosenkohl y otras más que ya ni recuerdo…
¿Han sentido el olor de la coliflor o los repollitos de bruselas cuando se cocinan?
Y para rematar, desde el matadero nos llega al supermercado la carne con el mejor precio: el cerdo. La carne de vaca u otros animales son más caros, todavía no me explico por qué, pero lo son. Mientras que el cerdo es baratísimo…
Así que creo que ya tengo la canasta familiar armada: cerdo, salchicha, papas, coles y cerveza. Demasiado cliché suena todo esto, ¿no? A mí en realidad me suena a un dolor de estómago que con mis debilidades y traumas neuróticos ya la tripa comienza a estrujarme el ánimo… A mi imaginario sólo me llegan tabernas, teutones, guerras, rostros rojitos, humo de parrillas, un idioma que suena a poesía y matraca, gases y mucho trabajo estomakal.

Tienen 10 segundos para ver qué imágenes les vienen a la cabeza con las comidas típicas alemanas. Uno, dos, tres y… ¡ahora!

(10 segundos)


Sin embargo, ya que me encuentro en una sociedad de extremos, desde esta canasta de gran peso alimenticio (no necesariamente nutritivo, claro… ¡eso va para todos!) surge como el gusanito de la moral un abanderado con rostro de urgencia, de “hay que ver qué pasa en el mundo”, de calentamiento global, de niños muriéndose de hambre en Africa, de ropa de segunda mano para Latinoamérica, de reciclaje, de derecho a no trabajar, de nuevos mercados, de productos BIO.
Bio-bebidas. Bio-cerveza. Bio-carne. Bio-müssli. Bio-coles. Bio-bananas. Bio-nade. Bio-galletas. Bio-salsa de tomate. Bio-quesos. Bio-pasta. Bio-mermelada. Bio-taxis. Bio-autos. Bio-plástico. Bio-papel. Bio-vida. Bio-pose. Bio-gente. Bio-Alemania.

Aquí el imaginario se me transforma y me queda algo como cuando la cinta de la película en el cine se corta y está ahí dando vueltas y vueltas entre retazos y luz blanca amarillenta.
¿Qué pasó?

Lo único que no me parece para nada BIO son los precios y la Bio-propaganda. Así que como fiel seguidora de la alemanidad, tomo cerveza casi a diario con un gusto indescriptible. Las salchichas y el cerdo el médico me los prohíbe por lo delicagado que tengo mi estómago, pero de vez en vez y de cuando en cuando me lleno la boca de estos sabores. Las papas si bien antes no me atraían tanto, ahora me causan una sonrisa de afecto, aunque todavía me cuesta observarlas como principales y no sólo acompañamiento. Las coles es algo que desde chiquita no tolero, así que sobre eso no hay discusión. Y la diversidad cultural como opción para evitar Alemania –según algunos acomplejados- o para experimentar la globalización –según otros más políticos- está afortunadamente siempre en la esquina de mi casa.

¿Mi cocina? Nada especial, yo sólo cocino porque tengo que comer. Pero si alguien me invita o se ofrece de Chef… Cuidado con la pimienta y cosas picantes. Lo demás, yo feliz llevo los bebestibles, lavo los platos o pongo algo de musiquita.

-mayo 2008-

Recordar

Historizando el transcurso del tiempo, añadiendo palabras que buscan significar la experiencia de “lo acontecido”. ¿No será una simple tortura del devenir, siempre en la afanada tarea de agregar, revertir, vaciar y comprometer sentidos?

Una inspiración del momento. Una aspiración del presente.

Recorro memoriales y siento el peso de un pasado, ya no de imperios y conquistas, ya no de guerras y caídas, ya no de teorías y estrategias, sino más bien de masas humanas que en un círculo donde damos vueltas infinitamente y armamos y desarmamos dioses, creando Parcas o Moiras, vertiendo poesía en la existencia o sólo trabajando...
Por la implícita razón de sentir, han sido tantos los que ya no están.

Contemplar en lo físico las capas de eventos que se superponen constituyendo así una cultura compleja, tanto como su propio idioma, tanto como su propia historia. A veces dimensionar números con la imaginación abarcando mundos paralelos no es un proceso figurativo. La imaginación se pierde en un puntillismo psicodélico, después del que queda una mera sensación sin forma que la infome. Es ahí donde la mera narración es lo único que puede hilar los caminos de nuestras emociones con los inputs externos.

Hasta 6 millones de judíos:
Hasta 3 millones de polacos
Hasta 1 millón de soviéticos (rusos, ucranianos y otros)
Hasta 2 millones desde Italia hasta Checoslovaquia, desde España hasta Alemania.
+
Cerca de 2 millones de gitanos (sintis y romas, les dicen)
Número incontable de prisioneros de guerra soviéticos, opositores a la Alemania Nazi y aquellos que no cumplían con el ideal Ario: homosexuales, discapacitados y tantos otros. Los millones se reproducen así en un vértigo de individualidades.

1933 – se declara una política antisemita, persecución y deportación de judíos.
Guettos, campos de concentración, fábricas. La tipología humana es rigurosamente organizada por el Estado. Son demasiados los que no se incluyen en "la comunidad del pueblo"
1939 – se formaliza la guerra tras la anexión de Polonia y Austria. Es en tierras de Europa del Este que se construyen la mayor cantidad de campos de concentración y posteriormente los de exterminio. A cada paso de la ocupación se va eliminando o deportando la población judía, mezclada con opositores y simples civiles. La tipología humana se sigue ampliando.
1941/42 – se decide la “operación reinhardt”, exterminar el problema de las enfermedades, el hambre y la sed: “la solución final”. Demasiada humanidad que no merece existir. El Holocausto se formaliza. Camiones de exterminio y 7 campos habilitados sólo para aniquilar la población. Pasan primero los que no están aptos para el trabajo, los niños y viejos. De ahí, cualquiera es una posiblidad.
En un período de algunos meses aniquilan cientos de miles de personas.
1945 – antes de que termine la guerra, desocupan muchos campos de concentración del este europeo. Exterminan el resto de gente que quedaba y otros inician una marcha de muerte dentro y hacia Alemania.

Andrajos de humanidad, jirones de cuerpo, armatoste quebrado de huesos. El frío del norte es un viento helado que parte la piel y se ven pies descalzos, estómagos de hambre y sangre congelada. Un invierno que nunca termina, unos meses que no son verano y así ruedan los años como los cuerpos desnudos -que no son ninguna obra de arte- por laderas de cráteres de bombas o fauces rasgadas en la tierra que recibe muertos a quienes una vez les dio vida y alimentó.

“la Humanidad entera se devora ella misma y devuelve después lo tragado”

-marzo 2008-

sólo sé que nada es

Nada me perturba 

Nada me asombra 

Nada me preocupa 

Nada me impresiona 

Nada me molesta 

Sólo siento un fastidio imperecedero por mi existencia y lo que la rodea. 

Soy una agnóstica vital. 

 Nada es más ni menos, sólo es lo que es. 

-2005-