...porque entre las idas, venidas y avenidas, mejor ser luz ida que lúcida.

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Segundo comunicado de la prensa individual.

Comunicado de la prensa individual respecto de un incidente acaecido poco tiempo ha:

En la tarde de un día a color (colores chillones, muy chillones), La Couteau experimentaba su renacer tras tantos meses de voluntaria desaparición. Las razones no merecen lógica ni inconciencia: las razones fueron y ya no serán, eso es lo importante.
Este humilde periodismo alcanzó a capturar algunas breves exclamaciones de la resucitada que, por cierto, se sacudía intensamente las vestimentas cargadas de pesos considerados -supongo- totalmente desechables. Mientras la susodicha realizaba esta labor consigo misma, yo casualmente caminaba por ese terreno baldío buscando un rinconcito para defecar. Paulatinamente me fui acercando a ese cuerpo convulsionado hasta que -un instante, un pequeño instante- un grito me paralizó. Lo interesante no fue la parálisis absoluta de mi organismo, sino más bien cómo recuperé el movimiento: dos palabras, “LOS AMO”, sólo dos palabras pronunciadas con éxtasis casi venéreo. La Couteau inició una caída y en el choque de su cuerpo con la madre tierra (volvieron mis ganas de defecar) prorrumpió en un llanto redentor. Tuve que aguantar la naturaleza y logré anotar en mi libretita de hojas albas las siguientes palabras:

“LOS AMO, REALMENTE LOS AMO... El cielo, la gloria y el esplendor son míos, son totalmente míos,
¡¡Y NO ES CATÓLICO!! Mi ventura no es católica ni apostólica ni mitómana ni de nadie; es sólo mía. '
Cause everybody knows / she's a femme fatale / the things she does to please / she’s a femme fatale… (con la melodía característica, claro),
pero fatale de
fatum; el FATUM es mío,
¡¡soy la femme del fatum!!”

OTRA COSA…

Información meteorológica o Estados del temparamento nacional...
(Esto no es un artículo periodístico. Esto es un desagüe anímico)

40 días y 40 noches del diluvio universal (¡uf, qué grandilocuencia!), pero ni las escrituras lograron describir lo que ocurrió en una noche de infatigable caída en la precaria y mentirosa ciudad de Villa Comtal. La lluvia, la eterna lluvia...

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Prontuarios de últimos criminales.

Los Cabeza de Pelota y la Pistolera, dos hechos que no son producto de la cretividad literaria, sino más bien de la imaginería propia de una necesidad de comiquizar una realidad local.

Prontuario informativo:
Los Cabeza de Pelota son la agrupación de narcos más peligrosa y más búscada por las fuerzas de orden capitalino en la tan mancillada población “la le’ua”. Hace un par de días fueron capturados sus cabecillas tras operativos de despliegue sensacionalista dignos de ese espacio en la televisión de El País entre las 9 y 10pm.
Pero entre los Cabeza de Pelota hay uno al que realmente le rueda el cerebro, pues en tribunales extrajo una
gillette oculta quién sabe dónde y comenzó a cercenarse el rostro. Las imágenes que recuerdan este evento son irrisorias en cómo las maniobras de las fuerzas de orden intentaron sostener al imputado y evitar que siguiera tajeando su carnecita. Finalmente, el cabecilla con el rostro ensangrentado y el arma filosa fueron retirados de la sala.

Más tarde, siguiendo con el amarillismo propio de nuestra programación, se mostró a la tía del
imputado con un –digamos- saco envolviendo su cabeza para ocultar su identidad a la visión pública y, por ende, posibles ataques o reconocimientos de –a esta altura- quién sabe quién. Está demás indicar que la tía defendió sólo como el peso de la sangre lo puede hacer a su sobrino, destacando entonces el ejercicio abusivo de las fuerzas de orden contra “¡alguien indefenso, de quien dicen que traía –no sé cómo- una gillette!”

En otro cuadro y tras algunos sonrientes comerciales de futuros creditazos con la “más baja tasa de interés, porque sabemos lo que necesitas”, regresamos a otro personaje donde la realidad supera la ficción: la Pistolera.

Prontuario de última hora:
Su nombre de registro civil carece de importancia, ya que tal existencia fue opacada cuando esta mujer de unos 37 años baleó a unos asaltantes, argumentando “o eran ellos o mis hijos”. La Pistolera cayó en manos de la
Justicia y entre proceso y proceso quedó en reclusión domiciliaria, con periódicas y periodísticas visitas de las fuerzas de orden 3 veces al día, para elaborar el pertinente informe indicando la situación pertinente de la presa.
Sin embargo, según declaraciones de un vecino de la Pistolera, ella bajo el temor a la decisión sobre su futuro se dio a la fuga, buscando previamente a sus hijos en el colegio y dejando como disculpas una nota en que señalaba su arrepentimiento de los balazos y un llamado al intento de comprensión a su situación.

“Si yo pudiera retroceder en el tiempo, no hubiera hecho lo que ya hice”

Hay que señalar que su foto sale junto a un difuminé con un fondo blanco de una pistola de esas de películas. Además, la Pistolera tiene una cabellera larga y oscura, rasgos indígenas y alargados, cuerpo bien mantenido, un notorio tatuaje en su brazo derecho y sonrisa de balas dispuestas a matar. La Pistolera tiene su atractivo.

Se desconoce el paradero actual de la fugitiva.
Todo esto, porque “la necesidad es partera de la creatividad...”








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La Couteau 8


Sílfides y otros mitos callejeros.

Durante la tarde llana de un día aplastado contra la ventana, Vanja se cortaba las uñas. En eso tocaron la puerta y sin respuesta alguien asomó sus fisgones ojos por entre la cerradura.
Vanja sentada en el tragaluz y con una lámpara encendida a contraluz se cortaba las uñas
de las manos.
En eso, ella sintió un ruido y sin movimiento supo que la estaban observando por entre la cerradura.
Mientras que los ojos de la tarde bostezaban largo, dejando que las nubes cubrieran más el cielo
y poco a poco lo oscurecieran, Vanja se cortaba ahora las uñas de los pies.
En eso volvieron a tocar la puerta, aclarando la garganta para darle algo de voz a la timidez, por si todavía Uds. no se habían dado cuenta.
Vanja se puso de pie para apagar la luz. A media luz propia de esa imprecisa hora en que un daltónico ve los colores de un mundo surreal, Vanja miraba la puerta.
En eso abrieron la puerta y entró la luz del pasillo con formas curiosas por entre la rendija.
Vanja con un respiro de paciencia, dejó el cortauñas sobre su mesita de noche y abrió el cajón.
En eso una figura sin haber hecho daño pidió perdón y quedó ennegrecida por el contraste de luces en la habitación. Una habitación oscura.

¡ZAS! ¡ZAS!
el cuchillo tiene brillo propio. Un filo que corta al destino y hace bailar al tiempo centrípetamente, sin horas ni días, sin sexos ni edades. Sirve el devenir en un plato de salsa metafísica y aliñado con risas de fuegos y terodáctilos. Banquetero de filosofías y otras logias, es el gourmet de exquisiteces que da a probar los sabores de un metal aún no mellado.

- Sólo quería mostrarte la carta que encontré hoy en la calle. Fue… fue raro verla ahí, tirada, como si alguien la hubiera perdido.
+ O quizá sólo la habían tirado porque no les interesaba más.
- No (
la timidez vuelve a hablar temblorosa). No. No creo. Pero no importa. Sólo… sólo quería que la vieras y contarte la anécdota. Está oscuro acá, ¿dónde prendo la luz?
+ ¿Sabes quién era Acteón?

¡ZAS! ¡ZAS!
luminosidades etéreas que rasgan el polvo que tu garganta aspira. Cuchillo afilado que hace guiños de provocación al espacio y deja al azar una serie de destellos de un anhelo cuya verdad nunca ha sido encontrada. No hay servilleta para limpiarse los restos que quedan en la boca. Me ensucio la mano.

- La carta es un arcano del tarot. Se llama “Justicia” y tiene el número XI. ¿Dónde prendo la luz?
+ No me interesa. Vete y déjame sola.

Durante la noche movediza de un momento agazapado, Vanja cierra el cajón de un arma blanca aún no empuñada.

Sólo con un máximo de concentración y con la cesación de todo movimiento es posible crear ese estado de equilibrio para todas las cosas; pues el más fugaz pensamiento perturbador, haría que todo tambaleara…”

La Couteau 7



¡RadioEscucha!

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Desde el otro lado de la pantalla, estudios Estomakal anuncia una breve en breve para una de sus radioescuchas retirada hace poco tiempo ha:
“Un día de colores insípidos y sol smoguítiko, junto a sonidos envasados, repasados y traspasados -¡oh! ¡la herencia digital!- de salas nostálgicas, no sólo por los reencuentros y la ventura no esperada tras tiempos incalculados, sino también por espacios derruidos e iluminación inadecuada...-suspiro- Y es que los sinsabores son un paladar que desconoce o es desconocido, pero sabiendo que alguna vez creyó conocer... -suspiro-”

La Couteau avanzaba con calmada tersura por el devenir de los hechos, mientras un sonido de ondas de amplitud modulada surcaba el aire. La radiecito portátil que ella sostenía con su guante de gamuza rosa repetía lo que tantas veces ella había escuchado: “
In the guetto”, del Rey. El roce con las partículas no impedía la transmisión, tampoco la intromisión de unos aficionados que interferían en sabotaje sarcástico los impulsos.

bit,bit,bit,bit,bit,bit,bit,bit,bit, -shhhhhh, ¿me copias?- bit,bit,bit,bit,bit,bit,bit,bit,bit,bit,bit.
bit,bit,bit,bit,-shhhhhh, ¿me copias?- bit,bit,bit,bit,bit,bit,bit,bit,bit,bit,bit,bit,bit,bit,bit,bit.

La Couteau sintió unas repentinas ganas de escupir al subsuelo, pero el suelo no se lo permitió y con acumulación babosa aceleró su paso hasta la próxima estación de radio. En la curva una voz cascada la tomó del brazo con violentina fortaleza y Vanja se asustó como oveja trasquilada: “¡¿qué demonios intentas hacer, desgraciado?!”
¡ZAS! –la cuchilla vuelve a saborear el cuero que la guarda del polvo.

Estudios Estomakal se ve obligado a disculparse por las interferencias atendidas. La breve en breve no puede continuar. Se cierra la transimisión del día de hoy, y los esperamos el día de mañana.

bit,bit,bit,bit,bit,bit,bit,bit,bit,bit,bit,bit,bit,bit,bit,bit,bit,bit,bit,bit. -¡CLICK!

-¿eh? Ya no hay ruido... ¿Me copias?-
El Justiciero ha dejado caer su micrófono.
Ahora escucha con mirada anhelante al Rey:
-Couteau… ¿estás ahí?-