...porque entre las idas, venidas y avenidas, mejor ser luz ida que lúcida.

La Couteau 28


Me siento antisocial, no tengo computador.

Veía la hora sin descifrar el tiempo exacto: son las 8, ¿de la mañana o de la noche? ¿Todavía no amanece o soy yo quien recién se está despertando? No hay ruidos cerca, no hay ruidos en las máquinas. Pego mi mirada al vidrio gélido y veo ahí, justo frente a mi nariz, justo más allá de los árboles sin hojas y un recuerdo de primaveras: la luz, la constante luz, que siempre brilla, que no deja de ser tan fría.
Mi respiración está agitada, entrecortada, como las comas de frases incompletas, llenas de pausas, como queriendo aspirar más, como queriendo expirar menos, un calor que falta, una nariz congelada, la tos de una gripe incómoda –¿o incomodada con mi cuerpo?
Ah, mis padres tampoco hacen ruido y la nueva mascota está encerrada en su habitación, pieza de una carta perdida y que creyeron encontrar. El sentimentalismo de mi madre, la sudoración de la sangre y la eterna revolución, como si la cortina de hierro no hubiese dejado el hielo igual.
No es chiste ser mayor, paren mi reloj por favor.

La calefacción no está prendida. Sobre la mesa hay un térmo de té de salvia con miel, un libro prestado sobre fascismo y comunismo y el cómic de Sin City sin una página.
Hoy nevó una vez más, el cielo no se diferencia del suelo y no sé por qué aprendo francés.
Hoy es un día de adolescencia, el post-punk todavía no ha nacido, no importa saber quién soy, ni de dónde vengo ni pa’ dónde voy.

"La injusticia es un plato que se sirve frío", dijo la cita cinematinal.

1 comentario:

www.blog.lucysombra.org dijo...

lovyu cuchilla, si eres adolescente, búscame en mi webcam. si no tienes internet, las señales de humo bastarán...