...porque entre las idas, venidas y avenidas, mejor ser luz ida que lúcida.

el Grillo y el Aloe 3


Pieza 3

Ay ay ay ay que hay tonos y cuerdas que parecen de lugares extraños, lugares lejanos... el oriente que le dicen, donde misterios y dragones todavía habitan tras hojas e ideogramas. El Aloe con mirada aplicada y curiosa inclinaba sus brazos hacia aires asiáticos con ritmos indescifrables y de reojo daba una sonrisa al Grillo: “¿vamos?”
El Grillo que había estado saltando por varias rocas se puso un poco nervioso y con patitas un poco inseguras dijo esta vez: “saltos tan largos no siempre puedo hacer, osado Aloe, pues antes de llegar a Hong Kong están las tierras de los Balcanes, el antiguo imperio Otomano y los secretos del Himalaya...”, se quedó pensativo un momento, movió sus antenas y saltó a otra piedra con mayor entusiasmo “¡Pero somos seres eternos! ¿Qué tal si mientras extiendes tus brazos queriendo tocar el otro lado, yo te llevo conmigo y vamos los dos saltando charcos y montañas hasta que lleguemos donde se habla con melodías?”
El Aloe se acostó un momento, miró el cielo tan alto y mientras tocaba su plexo dijo en una exhalación: “...y ya no hay lados, ni arriba ni abajo, somos seres que no tienen límites...”

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