...porque entre las idas, venidas y avenidas, mejor ser luz ida que lúcida.

La Couteau 16


Una malhumorada de notarios faltantes

Arrastras el peso de patas de gallos y labios sin botox. Quieres tener más volumen para sonreírle al narco y que seas la elegida en el aburrido momento de distracción pélvica por el que adicciones pagan al mejor postor, si es que antes no se han acribillado con plomo en la sangre. Revientas tus rótulas con zapatos mal comprados cada vez que sales a ejercitar la resistencia de tu corazón. Después escribes una oda a la resistencia (y no a la segunda guerra) haciendo de tu cuerpo una armadura romana de hierro forjado. Finalmente te acuestas en el barro y dejas que esa crema esconda los ya para que parezcan todavía… “Sin tetas no hay paraíso” y tú has sido muy beata.
La realidad social, la influencia del medio (del miedo), la vulnerabilidad y la rebuznancia son presentes sin tiempos. “¿Para qué voy a estudiar si eso no me da de comer?”, preguntas con acento colombiano y Mafalda con un eco menos prosaico pregunta con acento argentino “¿y lo que me enseñaron en la escuela qué?”.
Llega tu día afortunado. Ligera te esparces por los aires saltando de una partícula de contaminación a otra hasta que entras reluciente por la puerta guardada por el santo carcelero. Una visión edulcorada del bisturí junto a otras herramientas para hacerte el implante deslumbran tu deseo. De sólo pensarlo ya te sientes otra. De sólo sentirlo ya te crees otra. De sólo creerlo ya te sabes otra. De sólo saberlo ya estás en el hotel cinco estrellas. De sólo estarlo ya te has quedado dormida de placer. De sólo quedarte ya te hicieron una foto. De sólo hacerlo ya…
¡Basta! ¡Qué manía de andar repitiendo los verbos para perpetuar la misma estructura sintáctica! Buf, tengo una angustia en mi dedo meñique y necesito beber un té. Quizá más tarde continúo con la telenovela, quedan aún tantas horas por ver…
Ya en la cocina, pone el agua a hervir, saca una taza con flores pintadas y guarda la cuchara de palo. Saca el té de jazmín. Va a la sala y

-CLICK-

Notas del voyerista de ese otro observador sin justicia:
“Apagó la televisión. He visto cómo caía su rostro en decepción, sujetaba su frente con la mano del pensador y gritaba con desespero esa tan curiosa expresión: ¡no frunció el seño! Después sus catalejos se abandonaban al vino. Me pregunto qué le gustará de esa telenovela colombiana. Ahora está sentado escribiendo. ¿Qué anotará? Daría mi reino por ese plato…”

Notas del Justiciero, observador sin justicia:
“Una vez más no puedo predecir lo que ella hará. ¿Por qué no quiere saber lo que pasará después que le pongan el implante a la protagonista? ¡¿Por qué?!”

Notas en la nevera de la Couteau:
“Espinacas
Mostaza
Azúcar (negra)
Leche
Huevos
Salmón para la cena de mañana”

“¿Cuánto tiempo es que dejo remojando el té?”

No hay comentarios: