...porque entre las idas, venidas y avenidas, mejor ser luz ida que lúcida.

La Couteau 33


Y las palabras no alcanzan
Y el cansancio de hablar
Y una voz que no llega
Y los ruidos se acrecientan

Je suis malade,
apportez moi le couteau

Tenía 20 años cuando fue la primera vez que se enamoró. Era un danés que había aprendido francés cantando las canciones de un grupo belga llamado Les Tueurs de la Lune de Miel. En realidad, a ella nunca le gustó mucho la música que él escuchaba, pero le fascinaba esa tenebrosa pasión que emergía cada vez que él –el danés- caía en su cama y con ojos leyendo las letras en el techo vociferaba la melodía de cualquier track. Siempre que esto ocurría, ella lo observaba y esperaba excitada el momento final del track en que él se sentaba, dirigía la vista hacia ella y con ese extraño acento le decía:

Ye zuiz malad
aporrté mua le kuttó

Entonces, ella reía; reía fuerte.
Se acercaba y con agilidad estudiada y práctica asimilada, desenfundaba su cuchillo –nunca estaba sin él; siempre lo tenía en su bota izquierda, en el lado interno del blando cuero que la ayudaba a caminar por tantos caminos...- y después de dar los primeros pasos de una danza de tribus mongolas se lo entregaba.
Entonces, él la besaba; la besaba fuerte.

Tenía 24 años cuando fue la última vez que escuchó al danés decirle esa frase que a ella tanto cautivaba.
Tenía 24 años cuando fue una vez más en que una decepción emocional le quitaba lo que ella tanto había querido.
Tenía 24 años cuando fue la primera vez que vio un hombre ahorcado.

« La qualité principale des Tueurs de la Lune de Miel ­ et le défaut qui les immola prématurément sur l'autel de la pop eighties ­ était qu'ils voyaient tout en double. Drame récurrent chez les artistes en particulier, ils étaient furieusement schizophrènes »

Ma radio, ta radio, votre radio.

Vous n’avez pas compris ce que j’avais vous demandé”.
..
...
Mi dureza necesitaba un bálsamo que le quitara el dolor
Ahora ya soy mi propia cura
Finalmente te conocí.

1 comentario:

Anónimo dijo...

"la herida y el cuchillo" como un poema de Baudelaire, interesante tu historia.
p.