¡¡Atención,
atención!! - Heraldo Pernoctando.
Un
llamado misterioso de un
número desconocido ha dejado testimonio de un hecho insólito.
Dentro de esta Fundación de “Servicio para el Desarrollo
Comunitario y de sus Mejores Amigos” hemos hayado como mensaje al
fondo de
una botella
la información que nos ha dejado pasmados. Hay varios ya que señalan
con ojos boquiabiertos la veracidad del hecho y tras escuchar el
mensaje en la máquina contestadora, pues declaran…
-
Lo
primero que pensé es que las gafas eran súper cool.
+
Nosotros
estábamos hablando de cualquier cabeza de pescado, hasta que de
repente me fijé en esos lentes tan raros, pensé que era una broma,
pero…
<
En
ese momento me di cuenta de que me tenía que ir.
*
We
were sitted there, drinking some drinks, the sun was shining and
suddenly THAT appeared… it was so
awsome!
>
Die
Sonnenbrille fand ich nicht schön.
A
pesar de las contusiones emocionales, el enceguecimiento frente a la
factoría
de las gafas oscuras,
la búsqueda de un camino sin salida en un monumento laberíntico de
lápidas sin colores y el aliento a ron sin limón, todos
coincidieron en que el nombre que escucharon dentro de sus cabezas al
mismo tiempo que el-hecho-se-hizo-fue-uno:
“A
l e n í g e n a”,
dicho
claro está con el acento respectivo a
sus oyentes,
pues la torre de Babel no será un nuevo error en esta operación.
NO
es para alarmar a la población de alguna posible invasión de
alenígenas,
ya que seguramente las Fuerzas de Orden Público actuarán con la
agilidad propia de nuestros países postmodern. Sin embargo, damos
cuenta de una realidad que azota a esta ciudad a través de este
breve aviso y adjuntamos las fotos que nuestro fax cibertrónico
recibió. En caso de que se vea una segunda vez a la Alenígena, el
responsable de estas imágenes exclusivas
ha sido igualmente desconocido.
------------------------Se
cierra la transmisión.
(el
periódico arrugado en una papelera, sin ánimo de reciclar una rabia
contenida)
“¿Cómo?
¿Ahora me dicen alenígena?
¿Seguiré
sin firmar la estrella,
sin
recibir la palma,
sin
tener el oso,
sin
besar a Georg Büchner
o
a Juan Rulfo?”
¡ZAS!
¡ZAS!
¡ZAS!
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