...porque entre las idas, venidas y avenidas, mejor ser luz ida que lúcida.

La Couteau 10



Segundo comunicado de la prensa individual.

Comunicado de la prensa individual respecto de un incidente acaecido poco tiempo ha:

En la tarde de un día a color (colores chillones, muy chillones), La Couteau experimentaba su renacer tras tantos meses de voluntaria desaparición. Las razones no merecen lógica ni inconciencia: las razones fueron y ya no serán, eso es lo importante.
Este humilde periodismo alcanzó a capturar algunas breves exclamaciones de la resucitada que, por cierto, se sacudía intensamente las vestimentas cargadas de pesos considerados -supongo- totalmente desechables. Mientras la susodicha realizaba esta labor consigo misma, yo casualmente caminaba por ese terreno baldío buscando un rinconcito para defecar. Paulatinamente me fui acercando a ese cuerpo convulsionado hasta que -un instante, un pequeño instante- un grito me paralizó. Lo interesante no fue la parálisis absoluta de mi organismo, sino más bien cómo recuperé el movimiento: dos palabras, “LOS AMO”, sólo dos palabras pronunciadas con éxtasis casi venéreo. La Couteau inició una caída y en el choque de su cuerpo con la madre tierra (volvieron mis ganas de defecar) prorrumpió en un llanto redentor. Tuve que aguantar la naturaleza y logré anotar en mi libretita de hojas albas las siguientes palabras:

“LOS AMO, REALMENTE LOS AMO... El cielo, la gloria y el esplendor son míos, son totalmente míos,
¡¡Y NO ES CATÓLICO!! Mi ventura no es católica ni apostólica ni mitómana ni de nadie; es sólo mía. '
Cause everybody knows / she's a femme fatale / the things she does to please / she’s a femme fatale… (con la melodía característica, claro),
pero fatale de
fatum; el FATUM es mío,
¡¡soy la femme del fatum!!”

OTRA COSA…

Información meteorológica o Estados del temparamento nacional...
(Esto no es un artículo periodístico. Esto es un desagüe anímico)

40 días y 40 noches del diluvio universal (¡uf, qué grandilocuencia!), pero ni las escrituras lograron describir lo que ocurrió en una noche de infatigable caída en la precaria y mentirosa ciudad de Villa Comtal. La lluvia, la eterna lluvia...

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