...porque entre las idas, venidas y avenidas, mejor ser luz ida que lúcida.

La Couteau 47



Desenlace de aventuras con sentimentales estados.

Querido Tzatzyki, sé que llevo un tiempo a destiempo sin poder sentirme ni sentarme a digerir un par de mis paraulas para que leas mi ánimo, mi invierno y como Desmemoriada, a veces me repito más de una vez.
El sol entra por la ventana y a pesar de la resaca cerebral -es que ese trago estaba dulce demasiado dulce- veo la ventana con aires de calor que quieren salir de mi habitación. Yo lo lamento, afuera sólo les espera ese viento demasiado viento que causa dolor en la corteza terrenal y yo como soy humana demasiado humana prefiero ver cómo la cortina se quiere mover... La nostalgia por épocas de luchas, anticipos de revolución y banderas rojas se remonta a mis ancestros donde el apellido siempre pesa: Kollantai... Pienso en el día de la Mujer Socialista y creo que mis caminos son interrumpidos por gente que no entiende lo que yo les pido.
Ah, qué
                              suspiro
                                                        de
                                                                                        horizontes.
El vertedero abrió nuevas sucursales, incluso me llamaron para preguntarme si quería volver a ser oficial de la nueva sede acá en Villa Comtal, pero me negué como toda oscuridad se niega a cualquier luz por principio físico y coherencia semántica. Mi hermano postizo al igual que la Justicia encontrada en una carta en el suelo ya no volverá a ser observado como un aficionado a la radio comunitaria, pues en su otra vida espero que esté definitivamente al lado de los caníbales dejando la inutilidad de ideales hemófagos o licántropos: eso no alimenta el espíritu.
Además, el otro día quise distraerme, salir de las frivolidades del diario aterrizaje, no pintarme las uñas, dejar las botas en casa y aprender a cantar como un grillo. Fui a la feria de atracciones, donde esa carpa ya desteñida insiste en hacer reír, sin embargo el circo del Lanza Cuchillos superó la barrera de sus 30 años luz y el show no tiene el brillo que en esa nieve impertérrita solía cuando yo era niña... Mis manos sin diablo ni razón se cansan de marcar antebrazos y de repente sólo quiero fumarme un cigarrillo, pero esa desgraciada de la Cigarrera es un rictus de fastidio que me inflama el pulmón y me hace toser de alergia.
Tú sabes, hoy en día no nos podemos permitir estos estados de contención, nadie es víctima, somos todos culpables. Creo que leeré el periódico de ayer...”

Someone was here before me
And they took the possibilities away
And in the end i’ve learned nothing
Except the memory of believing in my own lies
...and where are you now, my most beautiful lie?

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